viernes, 20 de mayo de 2011

Chronicles of Ecclesia

hace unos días comencé la creación de un juego de rol de carácter epico post-apocalíptico, y para aquellos que les gustan las historias épicas y el rol, les publicare aquí un pequeño pedazo de lo que es la historia del mismo, las crónicas de Ecclesia.



Capítulo 1: guía a la discordia








No recuerdo muy bien cuando ocurrió, nos encontrábamos en pleno apogeo del siglo XIX, todo seguía un curso natural en cada rincón del mundo, los Humanos, aquellos seres prepotentes y orgullosos, engreídos y falsamente seguros de sí mismos se escudaban en la tecnología, sus fábricas, su todo! Recuerdo que mi padre que en paz descanse solía decir que ‘‘los seres humanos tienen tanto de todo, que realmente no tenían nada’’.               
Nosotros por el contrario nunca nos dejamos llevar por los impulsos materialistas que guiaban a la raza humana, vivíamos en paz desde que hace dos siglos se firmara el tratado de paz con los elfos oscuros de las montañas de Vesta al norte de Holanda, nuestra vida era tranquila, quizás teníamos sobresaltos cuando los orcos del centro visitaban nuestro pueblo, pero siempre teníamos confianza en que los arqueros que mi padre organizaba en los arboles a la entrada del pueblo, controlaban la situación, si sobrepasaban a los arqueros, siempre teníamos a la milicia interna, y en las muy contadas ocasiones que lograban pasar los dos grupos de contención, nosotros, los guardias reales, acabábamos con los pocos que llegaban a los terrenos próximos al reino. Y es que si, pese a que la paz era casi reinante, siempre fuimos elfos guerreros, sin descuidar el tesoro más grande que ofrecía el mundo, el conocimiento.
Recuerdo que cuando era un joven de no más de 90 años, solía retirarme al bosque, donde los Ents, esas grandes criaturas con la apariencia de viejos robles colosales, me contaban historias de antes del tiempo, antes de los elfos, y desde luego antes de aquellos humanos.
Fue justo allí, donde tras mi nombramiento como sucesor de mi fallecido padre, busque refugio tras la abrumadora ceremonia y me di cuenta de lo que estaba por suceder; desde luego, no tenía idea de la magnitud de la situación.
Cuando llegué al claro de los Ents, el espacio estaba vacío, el césped tenía un color más amarillo que verde y comenzaba a llegar un olor a quemado, como a cabello quemado, ese olor que expelen muchas veces los orcos o los grises, un olor tan penetrante que no más aspirarlo un segundo hacia que tus ojos se humedecieran instantáneamente.
Corrí, corrí mucho, por horas, pero solo encontré restos de mis queridos robles milenarios, cuando estuve dispuesto entre lágrimas de frustración a regresar a mi amado pueblo, vi entre los resquicios de madera chamuscada a aquella mujer, estaba oculta, o eso parecía, de no ser por el portentoso halcón que se posó su hombro,  quizás jamás le habría visto, era hermosa, aunque su apariencia era, incluso para nosotros que amamos la naturaleza, muy rudimentaria, su cabello negro largo y liso caía sobre su suave rostro pálido, apenas si dejaba ver un poco las puntas afiladas de sus blancas orejas elficas y resaltaba el azul de sus ojos que me miraban fijos y expectantes, sus labios perfectos no formaban gesto alguno, sus hombros, su pecho, era la mujer más hermosa e intrigante que había visto en la vida.
Conversamos durante horas, a veces, interrumpíamos la conversación por que su compañero alado le advertía de presencias  hostiles cerca y esto nos obligaba a caminar un poco más hacia mi pueblo. Y fue ella con su hermosa y melodiosa voz quien me abrió los ojos.
-era cuestión de tiempo Elfo del pueblo – comenzó. – la partitura del diablo caería en las manos equivocadas, tarde o temprano, estaba claro que los monjes no podrían cuidarlo siempre, y ahora ha sido robado, y peor aun, alguien se atrevió a entonar su melodía completa, y ha desatado la maldición sobre todo el planeta, y ante la atrocidad de este hecho también madre, a quien ustedes llaman Gaia, ofendida ha reaccionado. - En ese momento había logrado atrapar mi atención por completo, pues antes me distraía mirando sus ojos azules, o sus hermosos labios, pero consciente de que lo que me explicaba era más importante que mis banalidades personales, hice un esfuerzo gigante y me concentre en sus palabras. – Era hora de que madre se revelara, la han maltratado durante siglos, y madre no ha podido soportar, he escuchado que el continente del norte ya ha sido reducido a la mitad por las aguas furicas del océano, lo que los humanos llaman américa se ha convertido en apenas una parte mísera de lo que era, así pasa con el continente en que vivimos, con el de al lado, y con el pequeño grupo de islas que llaman Oceanía; ya no solo los Ents, razas enteras han desaparecido, probablemente los humanos y nosotros seamos los siguientes, corre, habla a tu pueblo y que estén listos para lo peor.
- ni siquiera su nombre pude saber, quede tan desconcertado que solo pude limitarme a ver como se ponía de pie, y luego reanudaba su camino hacia no sé dónde, quizás me quedé más tiempo del que pensé en un principio, pero sé que cuando me levante de aquel claro y comencé a andar hacia mi pueblo la luna ya se había convertido en mi única guía.
Como era natural, en mí pueblo poca gente tomo en serio mis palabras, algunos las atribuyeron a las historias de una druida loca y a mi poca experiencia fuera del pueblo, pero aquellos que creyeron en mí, hoy están aquí.
Pasaron muchísimos años, unos 20 o 30 calculo yo, luego de que decidiera emprender mi viaje hacia las tierras del continente, y en mis viajes pude ver como este mundo cambiaba radicalmente, pase por ciudades humanas, donde muchos hombres parecían niños envueltos en mares de lágrimas, y sus construcciones apenas si podían ser similares a la casa que un pequeño elfo de 60 años construye en un árbol. Cuando me atreví a preguntar por mi pueblo a un rapsoda que conocí en Francia, y de cuya raza no pude percatarme debido a su vestimenta, me enteré que tres años atrás había quedado arrasada y los pocos sobrevivientes se refugiaban ahora en los bosques austriacos, este gran rapsoda también me enseño mucho sobre la historia de los humanos, como las armas que disparaban y su olor a pólvora, o como el dinero era razón de asesinato, y por igual aprendí a tocar el violín, uno de los pocos inventos humanos que ahora considero, valen la pena.
En total pase un año y medio acompañado por aquel rapsoda amigo en el viaje, al final se quedó en, según lo que él y anteriormente los Ents me enseñaron, debía ser España, deducción que solo sacó por un pedazo de papel donde algo similar a una bandera roja con amarillo en el medio se distinguía; y es que si hubieras estado ahí, no podrías saber ni siquiera en que continente estabas, todo eran ruinas y ahora se veía correr a los elfos, enanos, nixes o incluso algún colosal Jotun juntos! Lo impensado hace tan solo unos años ahora era una necesidad.
Veías a los Jotun ayudando a construir refugios, a los enanos en herrerías improvisadas, a los elfos y los humanos intercambiando alimento y a los nixes ayudando a las madres, niños y ancianos de cada raza sin siquiera rechistar o hacer el más sutil gesto de desaprobación, cosa que por si lo dudas, me parecía grandiosa.
Durante mi viaje conocí toda clase de gente a la que le tome cariño, no me importaba su raza, cada uno era igual de interesante, mientras con ellos aprendí por ejemplo a manejar lo que los humanos nombraron como pistola, y que hace un ruido aturdidor pero tiene un efecto increíble si he de cazar para comer, ellos se divertían y se mostraban interesados en las historias de mi pueblo y sobre todo, en lo que había visto en mi largo viaje.
Para cuando habían pasado unos 35 años desde que emprendí el viaje, el mundo había cambiado totalmente, donde según los mapas debía encontrar una ciudad o un país me encontraba con extensiones de océano o de bosques que debían ser al menos unos 10 años menores que yo. Cuando ya me encontraba cerca de Holanda en mi viaje de regreso, termine por decidirme a instalarme aquí, donde hoy escribo esta carta, y es que esto era, en ese entonces, un pequeño pueblo que comenzaba a surgir con humanos, elfos, nixes y demás trabajando por igual y el ambiente me hizo sentir cómodo, no preguntes por qué, pero simplemente comencé a estudiar a la gente y ayudar poco a poco, descubrí que mi violín ayudaba a inspirar a los trabajadores, que mi habilidad con la espada también me era muy útil para construir y que además podía cazar algún jabalí para alimentar a aquellos más desfavorecidos, todos comenzaron a tomarme cariño e incluso contaban historias sobre mí que yo desmentía, otras que prefería dejar aunque fueran mentira, que había derrotado 100 orcos yo solo, que había viajado por todo el mundo a pie y nado, o que podía hacer que el cielo llorara para regar las cosechas, todas exageradas pero así mismo, todas muy halagadoras.
Con el tiempo el pueblo agradecido me nombró su gobernante y aunque presente una respuesta negativa, al final no tuve más opción que aceptar con media sonrisa en los labios, y todo únicamente por que guié al pueblo a una primera victoria en lo que los libros de la nueva historia llaman “la primera guerra de Ecclesia” donde nos vimos amenazados por una horda de vampiros, claro que eso ya lo sabes, para eso están los libros.
Poco a poco las ciudades que comenzaban a resurgir pedían apoyo de nuestra ciudad, que habían nombrado Ferrysin según ellos, en honor a mí, yo prefería pensar, que los dioses habían iluminado al pueblo para rendir honor al hombre más sabio que conocí jamás y que tuve la suerte de tener como padre.
No se cómo ni cuándo, pero las ciudades que resurgían simplemente eran tomadas por Ferrysin como protegidas, o así las llamaba yo, al final, Ferrysin tomó en su cuna a todo lo que quedaba de este continente y aquel que no conocía pero que como los ents me enseñaron, debía llamarse Asia.
Con el tiempo, me enteré que en lo que aún quedaba de américa había surgido algo parecido a un imperio y se hacía llamar Asmir, y así mismo, que la gente de Asmir llamaba nuestro continente el Imperio de Ecclesia, no consideraba que fuera un imperio o una monarquía como ahora dicen, pero al pueblo no parecía importarle mucho, recuerdo también, aquel viajero que nos visitó una noche de cielo  densamente nublado, un elfo de la noche que pedía reunirse conmigo.
Esa noche yo había estado cenando y disfrutando del espectáculo de los humanos cuando el elfo entró al improvisado teatro que aun estábamos construyendo, y para sorpresa de todos me llamó por el nombre que me dieron aquí, Nicholas Ferrysin. El hombre dijo llamarse Semir Valtor, y me narró una historia de cómo estaban ayudando ahora a surgir gran parte de las ciudades asiáticas, africanas y de la pequeña isla, único fragmento restante de Oceanía, así mismo me dijo que intentaban formar una especie de gobierno para evitar problemas con los pueblos y que encarecidamente le dejara gobernar esa parte de Asia, áfrica y Oceanía.
Debo decir que aunque me tomó por sorpresa la petición, me causo algo de gracia, nunca me sentí soberano de nada, y me parecía perfecto que establecieran un gobierno, pues yo ahora sabía bien que era necesario para mantener en gran medida la paz del pueblo, más ahora que tantas razas comenzaron a convivir, así que como sabes no puse ninguna objeción, me pidió que redactara una carta, firmada para que el pueblo lo supiera y así lo hice aunque pedí que me dictara que escribir pues no tenía idea de que debía decir. Al final el elfo que se llamaba a si mismo Semir, emprendió su viaje de regreso y comenzó a formar lo que hoy se conoce como el imperio de Valtor.
Debo reconocer que cuando vi, que ellos mismos llamaban así los continentes y hacían gala de su imperio, me entró un poco de desconfianza, más aún tras ver como el segundo heredero se hacía al poder tras una muerte sin explicaciones de su padre; y esto mismo es, querido nieto, lo que me lleva a escribirte esta extensa y quizás aburrida carta.
Logramos controlar gracias a tu padre, al segundo heredero, pero si tienes ahora esto en tus manos es por qué, sobre tus hombros ha caído, la magna responsabilidad de erigirte como emperador de Ecclesia, y por qué Valtor se ha salido de control, si estas son las circunstancias, me alegrare de estar ahora cuidando tus pasos en el firmamento pues no habría soportado en vida una guerra más. Te encargo entonces a ti Jillyan Ferrysin guiar a quienes decidan seguirte, cuidar del pueblo con honradez y honor y hacerte con una obligada victoria para dar el merecido honor a tus antepasados y a todos los que trabajamos con sangre en las manos y los ojos por crear un mundo donde se pudiera seguir viviendo.
Tu abuelo, Nicholas Ferrysin.





















Capítulo 2: el escudo al cielo







Jillyan había terminado de leer la carta que su padre le había entregado poco antes de fallecer tras ser emboscado en su regreso a Ferrysin por una horda de espías de Valtor, las lágrimas derramadas por su padre habían quedado secas sobre sus blancas mejillas, sus ojos que antes irradiaban una nobleza inesperada para alguien que ostentara su estatus y que solo podía verse en aquellos miembros de la familia Ferrysin, se habían transformado en unos ojos decididos, que ahora brillaban con el deseo de victoria y en el fondo, aunque se esforzara en negárselo a si mismo, venganza.
Rápidamente tomó la armadura de guerra que estaba cubierta de polvo por el desuso, y la pulió hasta dejarla reluciente como si acabara de salir de la mejor herrería enana, dejo caer sobre sus hombros la roja capa de lino nixe, y la abrochó bajo su cuello con el camafeo de plata que llevaba tallado a mano por los mismos nixes el escudo de Ecclesia.
Sobre sus hombros se dejó colgar el estuche de un violín, un carcaj con muchas flechas, y un hermoso arco de plata con runas elficas talladas a mano, en su cinto de lino azul, se colgó la daga familiar y una hermoso estoque fabricado en conjunto por enanos, elfos y nixes exclusivamente para los emperadores de Ecclesia, era una pieza única se decía que su filo era capaz de cortar un Ent completo a la mitad, que cortaba huesos como corta el viento, pero que hasta el momento no había sido utilizada jamás.
Tomó el casco entre sus manos, admiró por un instante las inscripciones en elfico que rezaban ‘‘el camino de la victoria pasa inexpugnablemente por el de la virtud y el honor’’ y terminaban en el escudo de Ecclesia, antes de posarlo sobre su extensa y lisa cabellera negra. Con paso decidido caminó hasta la torre más alta del castillo de Ferrysin e hizo sonar la campana 5 veces, señal de que el pueblo debía reunirse para escuchar últimos mandatos o recomendaciones o lo que fuera que tuviea que decir el emperador, claramente esta campana únicamente había sonado una vez antes, y había sido para anunciar que el siguiente emperador seria el fallecido padre de Jillyan.
El pueblo rápidamente se formó frente al castillo mientras el nuevo rey de Ecclesia bajaba hacia donde todos se encontraban expectantes.
- He de dirigirme a ustedes, amado pueblo de Ecclesia, para daros una información que a más de uno ha de dejar perplejo como me ha dejado a mi – anunciaba mientras con un gesto de su mano hacia señales a un escriba del pueblo para que tomara nota.
- mi padre, Ainur Ferrysin, ha sido asesinado en las afueras del bosque, por una horda de espías de Valtor que han traído un mensaje de guerra innecesaria en los tiempos que corren hoy para nosotros, pero inevitable para cada una de las personas que componen este hermoso imperio.
Lamentablemente estas condiciones me dejan a mi, Jillyan Ferrysin, como el nuevo Emperador de Ecclesia, y aunque hubiese preferido una situación más favorable y grata, no rehuiré a mi destino y legado, Asmir, por medio de su emperador, Sir. Arthur Mountbatten ha comunicado que tampoco caerán sin luchar ante el corrupto poder de Valtor, y en mi labor, he de deciros a todos que tampoco estoy dispuesto a permitir que eso nos suceda a nosotros, pues somos el imperio de Ecclesia y nuestro escudo y bandera han de ondear siempre en lo más alto, allá donde el firmamento solo deja correr el viento para que nuestro nombre este siempre en lo más alto. – dicho esto Jillyan tomó un gran estandarte de hierro forjado y lo levanto dejando que su bandera se moviera al son del viento mientras todos los presentes se alzaban al unísono en un grito de aprobación, algunas personas no lograban contener las lágrimas ante el fallecimiento del anterior emperador, y otros, simplemente levantaban sus tridentes, palas y herramientas o sus puños agitándolos con fuerza.
Rápidamente Jillyan subió de nuevo y dio la campanada dos veces, señal de  que el pueblo debía armarse y alistarse para la guerra, y entró de nuevo al castillo mientras todos en el pueblo, corrían a sus casas a buscar armas, algunos enanos a las herrerías a construirlas, otros elfos se repartían entre ayudar a los enanos, a los humanos con sus armas, a los nixes con sus amuletos y demás, todos estaban listos para la verdadera primera guerra de Ecclesia, lo que dijeran los libros de la nueva historia, comenzaba a parecer tan solo la más irrisoria disputa de taberna, mientras esta tenía como protagonista de un lado, a un joven emperador elfo, de tan solo 110 años.

Capítulo 3: El imperio Asmir

Pasaban las primeras 4 horas desde que el sol se escondía para permitir a la luna brillar en todo su esplendor y aun nadie se movía de la plaza central de Fair, capital de Asmir. Todos esperaban expectantes las palabras de Sir. Arthur Mountbatten, soberano de aquellas tierras, un noble guerrero de raza humana, sexto heredero de la familia Mountbatten, que mucho tiempo atrás había comenzado a darle un nuevo orden a lo poco que había quedado del continente americano, una familia que según decían llego de Ecclesia cuando aún se llamaba Europa, y que se había establecido ahí justo cuando los desastres comenzaron, pero que, pese a todo nunca perdieron la calma, se dice que en cuanto estados unidos quedo reducido a lo que es hoy por hoy, los Mountbatten se dedicaron a viajar buscando a los más necesitados para prestarles ayuda, y en cuanto todo comenzó a calmarse, los Mountbatten  comenzaron a construir de nuevo casas, y refugios y poco a poco a conseguir adeptos seguidores que, desinteresadamente apoyaban a aquellos otrora extranjeros, a construir un nuevo mundo.
Instalaron Fair, su capital, en donde antes se encontraba Canadá, pero lejos de limitarse a una capital centrada viajaron por cada pedazo de tierra que quedaba construyendo poco a poco pueblos, ciudades, aldeas y en general lugares para albergar a los sobrevivientes de lo que, aquellos asmirianos  llamaban el apocalipsis.
Como era de esperarse no fue fácil y pasaron varias generaciones hasta que Asmir se hizo por completo, y para entonces ya hablaban de la familia Mountbatten como soberana de esas tierras en agradecimiento por su ayuda. Los Mountbatten jamás paraban a pensar si a quien ayudaban era elfo, si era elfo blanco o elfo oscuro, si era enano o Jotun, nixe u orco, y a base de esa humildad fueron nombrados unánimemente por el pueblo como sus soberanos, sus reyes, sus emperadores.
Nadie sabía mucho acerca de cómo habían llegado hace tanto tiempo ahí, muchos decían que era una familia muy acaudalada de las tierras alemanas que viajo en el momento equivocado al lugar equivocado, incluso se decía que, habían sido desterrados de su país, y que, en afán de redimirse ante los dioses decidieron volverse nobles y ayudar al pueblo necesitado, igual, nunca nadie negó nada y las historias quedaron reducidas siempre a vagos y simples rumores carentes de importancia alguna si nos referimos a la grandeza espiritual de unos humanos que por generaciones lograron reconstruir un continente, un mundo para toda la gente.
Claro no todo era color de rosa para los habitantes de Asmir, desde que comenzaron la reconstrucción se vieron atacados por incesantes seres que no deseaban poner fácil la recuperación de un terreno tan rico. Pero eso ayudo a que el pueblo asmiriano fuera conocido como el pueblo más experto en guerras y batallas.
Los libros de la nueva historia rezan con claridad que los asmirianos lograron vencer a un clan de 2.000 vampiros en dos noches valiéndose de su ingenio y armas de madera bendecidas por un curandero de la recién creada Fair, que derrotaron una manada de cien Lycan en un día y que además fueron perfectamente servidos para alimentar a muchas personas en épocas de hambrunas, que hicieron arrepentir y posteriormente unir a ellos a los Drow, como llamaban en Asmir a los elfos oscuros, que amenazaban con robarles armas y comida e incluso mujeres para procrear; así, hay miles de historias de guerras una tras otra para un imperio que rápidamente extendió su nombre y el de sus emperadores a lo largo del basto mundo, eran temidos por muchos y admirados por otros, creían que no existía nadie que les opusiera resistencia, y es quizás por eso que aquella fatídica tarde, la sangre les abrió los ojos.El curandero del pueblo comenzaba a dar las primeras campanadas que anunciaban el medio día, cuando el joven enano llego corriendo bañado en sangre desde el cabello hasta los pies, se dejó caer de cara ante el curandero y antes de fallecer le entregó un mensaje con el conocido sello de Valtor. El curandero sin permitirse caer ante la curiosidad llamó a su adepto y lo envió ante el emperador con el sobre mientras socorría al ya inerte enano.
El emperador se encontraba almorzando tranquilo en su pequeño castillo cuando el joven adepto de raza elfa entro dando bruces contra la puerta afanado y con menos color que el agua en su vaso.
El emperador amablemente pido al joven que tomara asiento y así lo hizo, luego, le narro el pequeño encuentro con el joven enano y le entrego el sobre cubierto de sangre.
Sir. Arthur que vestía siempre alguna de las lujosas armaduras que la familia había acumulado a lo largo del tiempo,  se recogió el largo cabello rubio de la cara y posó sus razgados ojos verdes en aquel sobre; al ver el sello en el papel, indicó con un gesto de su mano a todos los presentes que le dejaran solo, tomo el mismo cuchillo con el que momentos antes cortaba el jugoso filete de su almuerzo y lo deslizo por el papel del sobre, para luego extender ante si, una pequeña carta que rezaba :
‘‘Jóvenes de Asmir, el misericordioso emperador de Valtor ha sido benévolo con ustedes y solo ha decidido enviar un pequeño aviso, desde este día se hace un llamado a quienes estén a favor de rendir entera pleitesía a nuestro imperio, aquellos que así lo deseen deberán armarse y atacar a vuestro emperador hasta darle fin a su inaportante existencia para abrir paso dentro del castillo a los hijos de Valtor, quienes, por el contrario, prefieran seguir apoyando a su inútil monarquía, deberán estar preparados para un baño de 
sangre.

Semir Valtor. ’

Sir. Arthur Mountbatten se quedó entonces con el papel en la mano y una expresión iracunda en sus ojos, el verde intenso de ellos había hecho helar la sangre de cualquiera que se atreviese a mirarlo directamente en esos momentos. Sin terminar de comer salió rápidamente a su gigante habitación, besó el escudo del imperio Samir, e hizo sonar las trompetas de la realeza, anunciando posteriormente que todo el pueblo en Fair debía reunirse en la plaza central para un aviso de magna importancia 4 horas después de que el sol se ocultase.
























Capítulo 4: Sonrisa gris

Pese al calor abrumador de la mañana, Semir III, emperador de Valtor, se encontraba a gusto sentado en el patio principal de su colosal palacio con su brillante armadura de adamantina y oro, mientras divisaba las nubes en el cielo, y los rayos del sol se reflejaban en el metal que cubría su cuerpo.
Su cabello blanco recogido en una cola tras su cabeza, acentuaba más sus fuertes rasgos poco comunes entre los de su raza, su piel era de un tono grisáceo pálido, sus ojos amarillos brillantes y su boca de labios delgados y finos formaba una sonrisa retorcida.
Era el tercer emperador de Valtor, y tradicionalmente debía llevar el mismo nombre que sus antecesores, se sentía honrado ahora que seguía la misión que su padre había comenzado.
Siglos atrás, los elfos oscuros que habitaban en el medio oriente y en el continente africano, se habían sentido relegados al ver como el imperio de Ecclesia los dejaba casi olvidados por lo que ellos mismos comenzaron a forjar su propio imperio, Semir I había viajado hasta Ferrysin para conseguir que, el primer emperador le escribiera una carta diciendo que le permitía ser soberano de las tierras asiáticas, africanas y Oceánicas, tarea que resulto más fácil de lo que esperaba y que era el primer paso del plan. Instalaron su capital en el centro de lo que antes había sido Shanghái, Hi sento, se había convertido en toda una nueva cosmopolita dentro del imperio Valtor y ahí mismo habían construido un palacio de tamaño colosal para el emperador, pese a todo, Semir I se había convertido en un buen emperador ayudando a las distintas razas habitantes de su imperio, construyendo más y más ciudades, más y más aldeas y ganando así más adeptos, dentro de toco incluso el imperio de Asmir o el de Ecclesia veían en Valtor una gran forma de ayudar a otras personas de difícil acceso y por ende le prestaban ayuda de diversas formas con mucha frecuencia.
Semir I no envejecía físicamente, pero por dentro se sentía cansado, por lo que una noche, comunicó a su hijo primogénito que sería anunciado como su sucesor, esa misma noche bajo circunstancias extrañas Semir I falleció en su propia recamara.
El segundo paso de lo que llamaban la conquista Valtoriana, comenzó con Semir II quien sin utilizar mayormente la fuerza, consiguió que partes más arraigadas y cercanas a su imperio se desligaran de Ecclesia y le rindieran pleitesía únicamente a Valtor, esto tardo muchos años y para cuando estuvo casi terminada la labor Semir II había fallecido, víctima de una enfermedad desconocida dejando su lugar a su hijo Semir III.
Ahora se encontraba sentado en el patio principal y hace apenas dos semanas que había sido nombrado tercer emperador de Valtor, pero ya había comenzado la parte final de la conquista Valtoriana; sus tropas de espías se habían movilizado a Ecclesia y a Asmir, habían asesinado en Ecclesia al segundo emperador y en Asmir, habían acabado por completo con dos aldeas de enanos y una de los Jotun con la única intención de dar un llamado de atención sobre sus intenciones, sabía que Ecclesia buscaría no cedería con facilidad y que el pueblo de Ecclesia era muy leal al imperio, pero también sabía que en Asmir las opiniones serian dispares y eso le podría conseguir adeptos poderosos y más adiestrados en el combate que los que poseía ahora en su imperio, había logrado desterrar a casi todos los llamados samuráis para evitar que trastocaran sus planes y había conseguido mantener a los nixes de lo que antes fuera Oceanía totalmente marginados para evitar un golpe de estado, era el más astuto de los soberanos de Valtor, posiblemente el más malvado de todos pero ante todo era un genio en la estrategia, había armado ejércitos de miles y miles de hombres en tan solo sus primeros 5 días como emperador y había organizado las incursiones de los espías en los otros imperios con la precisión suficiente para que como efectivamente sucedió, no fueran detectados hasta después de haber cumplido sus misiones y ahora mientras él tomaba el sol en el patio central, sus ejércitos se movilizaban a la frontera con Ecclesia para tomar por la fuerza nuevos pueblos y ciudades sin que nadie diferente a él o los mismos guerreros que había enviado, lo supiera.


domingo, 6 de marzo de 2011

Noche

Nuestro gran tormento en la vida proviene de que estamos solos y todos nuestros actos y esfuerzos tienden a huir de esa soledad. - Guy de Maupassant 1850 - 1893 

Noche :

* Sentado frente a la ventana viendo las estrellas caer,
una noche mas, cuan fría y triste noche, el cielo negro y 
las estrellas caen, una noche mas, la lluvia golpea el asfalto,
humedad, cuan fría y triste noche, recuerdos, plegarias, suplicas
de perdón para un agonizante corazón.

El viento susurra entre los arboles, se pierde entre sollozos de un alma
desolada, y la luna se ve apagada, las estrellas caen como pedazos del 
corazón y golpean el asfalto, la muerte no llega y la agonía se hace eterna! 
la silla de madera rechina al movimiento de un cuerpo casi inerte, la copa de
vino a medio tomar, y todo es tan gris, cuan fría y triste noche, si tan solo el
viento me abrazara, si tan solo cayera como la lluvia, si mis ojos se cerraran 
y el viento me llevara...

* Sentado frente a la ventana, la gente pasa, el apagado sol entre las nubes, 
el cielo gris, y la gente pasa, el tiempo pasa! la vida pasa! y mientras todo pasa,
solo la soledad me abraza. El tiempo, aquí no pasa, veo el sol y siento... cuan fría, triste
y eterna es la noche.

En mi cabeza resuena tu risa, esta viva tu sonrisa, tus ojos, mis amados ojos! 
y el viento parece burlarse de mi, te aleja, me dejas! la silla de madera rechina, 
se romperá como mis piernas cansadas de andar, y entonces el golpe, tal vez la caída,
tal vez y solo tal vez el sonido de mis huesos se funda al del cristal, y mi caída al de la lluvia,
la lluvia que golpea el asfalto... la humedad...cuan fría y triste es la noche.

* aun sigo aquí, tu no me ves, sentado frente a la ventana, pareciese que viera las estrellas caer,
pareciese que mirase el cielo y la lluvia, la luna... pero mis ojos se han perdido hace tantas noches ya...
tantas frías y tristes noches! mis ojos, hace noches que están fijos en ti, cuan fría, triste y eterna es la noche!
mas eterna desde que mis ojos me dejaron tras tus pasos. No tengo mis ojos! no tengo mis manos,
no tengo mi alma! no soy nada! cuan fría, triste y eterna es mi noche, mas eterna si no estás,
que me lleve el frió! pues mi cuerpo casi inerte sucumbe a este hastío.

 ®Alejandro Ortiz Arenas


El amor es un crimen que no puede realizarse sin cómplice. - Charles Baudelaire 1821 - 1867